1 túnel, 10km, 300 participantes

Son casi las 2 de la madrugada y estamos a punto de empezar, está claro que esta es una carrera especial y no sólo por su horario sino porque somos sólo 300 que esta noche recorreremos 10km por los túneles del metro de Barcelona. Se trata de la Discovery Underground, una carrera organizada por Discovery Max y que sirve para celebrar los 90 años del metro de Barcelona.

10670259_813908261973129_6887592347743758444_n3 horas antes nos han convocado en la Plaça Universitat donde nos entregan un casco de protección y una lista de posibles «peligros» que nos podemos encontrar durante la carrera. Si no fuera por lo especial y excepcional de la carrera después de leer la lista uno se iría a casa: cables, cajas de luz, rejillas, charcos de agua y de grasa y cables de alta tensión («sólo» 15.000 voltios). Una vez equipados bajamos al anden dónde nos colocan en grupos de 60 que irán saliendo cada 2 minutos. No se trata de una carrera competitiva (no hay dorsales, no hay chip para medir el tiempo) entre otras cosas por la dificultad de correr en grupo por las vías del metro. Tengo la suerte de estar ubicado en el primer grupo y muy cerca de los primeros de forma que cuando suena la sirena arrancamos y enseguida me doy cuenta que esto no se parece a ninguna carrera ni a ningún sitio por el que haya corrido antes.

Empezamos a correBarcelona  28/08/14 Cursa Underground Barcelona 2014 ©Edu Omedesr entre las vías del metro y enseguida veo que sólo cabe un corredor, es prácticamente imposible correr en paralelo de forma que si uno quiere adelantar o le adelantan se tiene que hacer por el espacio que queda entre el rail del metro y la pared. Hace mucho calor, mucha humedad y como ya nos han anticipado el suelo está lleno de pequeños (y no tan pequeños) obstáculos que hay que ir sorteando con mucha atención para no acabar en el suelo (poniendo a prueba el casco que nos han dado).

Es imposible medir la distancia de la carrera ya que el reloj con GPS no tiene cobertura bajo tierra y no están indicados los quilómetros así que tocará correr «por sensaciones», intuyendo el ritmo al que corro y, por lo tanto, los quilómetros que voy recorriendo. La única referencia es que tenemos que pasar por 14 estaciones de metro pero pronto descubro que la distancia entre cada una de ellas no es homogénea.

A los poco minutos me quedo prácticamente sólo corriendo viendo a un par de corredores varios cientos de metros delante mío y sin oír a quienes vienen por detrás. La sensación es especial, un profundo silencio sólo roto por mi respiración y el ruido que los colectores de aire provocan cada medio quilómetro (más o menos). Cuando pasas por una estación 2 o 3 personas de la organización saludan y animan, se trata de una carrera sin público, sin nadie cerca para animar. Poco a poco pasan las estaciones, el calor y la sensación de humedad aumenta. Pasado el que creo es el ecuador de la carrera todo se vuelve un poco más complicado, empiezan a aparecer traviesas de hormigón para sujetar las vías, cambios de aguja, rejillas móviles, charcos de agua (por la filtración del río besos), así que pasamos de una carrera «normal» o lo que parece una carrera de obstáculo. El silencio se rompe por los gritos de los corredores avisando a los que vienen detrás de los obstáculos. Está claro que los túneles del metro no están pensados para carreras 🙂

10622764_813909311973024_8481192210226982556_nPaso la penúltima estación y empiezo a ver a lo lejos la estación de Gorg donde está la llegada; una sensación de euforia empieza a recorrer mi cuerpo, empiezo a ser consciente de los especial, de lo mágica y distinta que ha sido esta carrera. He corrido al máximo, no he querido relajarme en ningún momento, pero estos últimos metros aflojo el ritmo, disfruto de la llegada, finalmente llego a la estación donde un reloj me indica que cruzo la meta en 41 minutos. Me aplauden y me animan, hasta hacen fotos lo medios acreditados de la carrera pero la sensación es muy extraña, todos ellos están 1,5metros por encima, ellos en el anden y Yo en las vías.

Corro porque me gusta, porque me permite despejarme, porque me permite liberar la mente, porque me permite fijarme retos y tratar de cumplirlos, porque hace que me sienta mejor conmigo mismo. Y correr bajo tierra consiguió reforzar todavía más ese sentimiento, han sido prácticamente 41 minutos en solitario, en silencio, con la sensación de ser un privilegiado que corre por un espacio donde nadie (a parte de los 300 inscritos en esta carrera) volverá a correr. Una carrera distinta…

 

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